Y él se pregunta (...)
Pobre, se seguirá preguntando.
Entra y sale, me mira y se va,
vuelve y me mira.
Se queda: sus ojos clavados en mí.
Se concentra es mi escote.
Se concentra, se concentra.
Se hunde, se pierde, entra.
Pobre, jamás podrá salir.
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